¡Bienvenidos! Esto es así; durante los viajes que hago diariamente en la capital porteña me dedico a leer un libro, y como el ocio es libre, quise crear este blog sobre lo que leo, en un subte, colectivo, etc. Así que cada vez que termine de leer algo, haré una entrada nueva dónde contaré un poco del libro, lo que me pareció, mi visión y opinión y mi experiencia mientras lo leía.
ADVERTENCIA: Leo muy lento, pero muy muy lento. Tenganme paciencia.
¡Gracias! Y que lo disfruten.

sábado, 17 de octubre de 2015

Uno que se deseó mucho y fue un regalo

Título: Oficio de Búhos
Autor: Liliana Bodoc
Editorial: SUMA



Oficio de Búhos ocupa el cuarto volumen de la Saga de los Confines de Liliana Bodoc que hablé con anterioridad. No sabía cuando leía los primeros tres tomos de la existencia de éste, y cuando terminé de leerlos me encontré con sentimientos encontrados respecto al mismo. Dejé pasar el tiempo hasta que un día me fue urgente reencontrarme con quienes había dejado en las Tierras Fértiles, y entré a desesperar. A veces el universo sonríe, y un amigo de corazón enorme me sorprendió con este presente.

Oficio de Búhos es un compilado de cuentos sobre lo ocurrido después y antes de los acontecimientos que se narran en La Saga de los Confines. Un total de 29 cuentos nos vuelven al fantástico mundo de Bodoc, cuentos que más que dejar en claro acontecimientos, como lo pudieran hacer algunos apéndices, buscan reconfortar el corazón del lector que quería saber más o simplemente no se quería desprender tan fácilmente de los personajes que acompañó por tres libros.
En cuanto a escritura, qué decir que no haya dicho anteriormente de la Bodoc, impecable como siempre, con el equilibrio perfecto entre fantasía y realidad. Posiblemente, al menos esta lectora, en este libro se pueden leer un poco más ideologías que en los anteriores se detectaban suavemente. Constantemente se está en contacto con revueltas de los más débiles contra los poderosos, y se afianza más las diferencias que ya habíamos visto entre los Señores del Sol y los husihuilkes, unos ostentosos y codiciosos, otros entregados a la naturaleza.
Quince años transcurrieron desde que lograron vencer a los sideresios y los pueblos de las Tierras Fértiles se encuentran en constante reconstrucción de lo que habían perdido. Cada pueblo debe rearmar su tradición, destruida por el paso de los invasores. Comenzando con los husihuilkes, quienes vuelven a su vida en Los Confines, junto a sus brujos (recordando con tanto pesar que dos de ellos ya no los acompañan) y a las tradiciones a las que tanto se aferraron.
Por su lado, los Señores del Sol deben reconstruir su ciudad, su tradición y aprender a vivir bajo un nuevo juego, las casas rivales se unieron y de ello surgió un príncipe más gobernado que gobernante. A pesar de haber unido las casas, de haberse unido al pueblo, los Señores del Sol no logran perder sus costumbres y les resulta imposible mantenerse en un nuevo modelo.
En cuanto al pueblo zitzahay, tras la partida de los Supremos Astrónomos y parte del pueblo a otro Tiempo, se convierten en un pueblo invisible, se ocultan en la selva y se convierten en uno solo, para ser olvidados, o no.

Al otro lado del Yentru nos encontramos con las revuelta de los hermanos Vara y Aro, tan diferentes como iguales. Vara decide dedicar su entera vida a la revolución, entregando todo de ella, siguiendo las enseñanzas del Recinto. Aro trabaja diferente, se une a su gente, y de esa manera busca hacer la revuelta.
Además, Bodoc nos presenta acontecimientos que ocurrieron en las Tierras Antiguas en el momento en que Misáianes empieza a tomar control de ellas. Cómo vence a las nuberas, a los hombre de mar, y de esa manera esparce la oscurridad por el territorio.

Considero este libro como una caricia a quien extrañaba la compañía de estos personajes. Entre sus páginas vuelve a aparecer Kupuka, el más amado, Welenkín junto a Wilkilén, cuya historia, en lo particular me dio una tranquilidad que necesitaba. Vuelve Kume, el hermoso, aunque con otro nombre, y tenemos un hermoso momento junto a Cucub, que nunca deja de estar más arriba que su altura.

-Dime Vieja Kush, ¿por qué pides por el zitzahay lo que no pediste por nadie?
-Será porque ese pequeño es capaz de sostener a muchos aun cuando soplen los vientos más adversos. Será porque a los husihuilkes les hacen falta sus dones de artista. Luego -agregó la anciana sin declinar su sonrisa-, luego crecerán las Muecas y Cucub estará repetido. Entonces podrás traerlo aquí para que nos cuente sus historias.

Aunque es un libro que deja con un sentimiento de sed, de ganas de más, logra cubrir un poco el deseo de conocer un poco más, de caminar un poco más por los Confines, sentir los tambores de Kupuka, caminar junto al Padrecito y llorar al lado de Welenkín. Nos trae de nuevo a un personaje que se había ido, quien nos facilita todas estas historias, Nakín de los Búhos, y nos reconforta al saber que no hay nuevos invasores en las Tierras Fértiles. Es tan solo un poco de agua para saciar la sed.

domingo, 12 de julio de 2015

Uno que encontré en un mantel y se hizo fugaz.


Título: El espejo africano
Autor: Liliana Bodoc
Editorial: SM
Colección: El barco de vapor










El espejo africano es una novelita juvenil, digo novelita porque es muy corta, tanto así que yo la leí en un día, aunque suene increíble. Llegó a mí un domingo que paseaba por Parque Rivadavia comprando tonteras, frené en un chico que había puesto un mantel en el suelo con muchos libros, lo primero que vi fue una antología poética, cuando estaba pagándolo, vi El espejo africano y me lo llevé sin razonar siquiera, sin fijarme si estaba en buenas condiciones, etc. Tuve suerte. Entonces ese mismo lunes lo subí a mi mochila y me acompañó en mi viaje de ese día.

El espejo africano está ambientado en la época colonial, empieza en África, en una tribu dónde un cazador le regala a su futura mujer un espejo de ébano. El espejo viaja por el globo junto a la hija de dicha pareja que es “cazada” para ser vendida como esclava; la suerte está de su lado y es comprada por una familia que la posiciona en un lugar privilegiado comparado al de otros esclavos: es la doncella de su hija. Atima Imaoma, quien era llamada Silencio por sus amos, crece junto a su ama, y con ella aprende a coser, escribir y contar. Hasta que a la edad de 12 años, es vendida nuevamente a una hacienda en Mendoza, dónde ya no sería privilegiada.
En la hacienda crece, se casa, y tiene una hija: Atima Silencio, quien hereda el espejo de ébano. Atima Silencio logra conseguir su libertad tras salvar al hijo del patrón, y se une a las mujeres que ayudaron al ejército del General San Martín en las guerras de la independencia. Es aquí donde se desprende del espejo y se lo entrega al General. El espejo sirve de salvoconducto en la guerra, y tras ésta terminada, el objeto viaja hasta Valencia, España.
En Valencia vive Dorel, un huérfano acogido por una anciana medio esquizofrénica que tiene una tienda de antigüedades, María Petra. Dorel creció junto a ella y sus fantasmas: moros que acechan para cortar cabezas de españoles, moscas que dejan huevos venenosos en la piel, brujas y demonios. Dorel sabe, gracias a un maestro que le da clases una vez a la semana, que todo eso no es cierto, que no hay moscas de tal clase y que la guerra con los moros terminó hace siglos. También sabe tocar el violín, y es un prodigio, pero María Petra se lo prohíbe porque es brujería. Un día, el espejo llega a Dorel, y es éste el que lo impulsa a salir del negocio, por primera vez.
Dorel vuelve a encontrarse con un violín, y nunca más lo deja, sube a escenarios y es aclamado por toda Valencia.
Un día una anciana lo visita, y descubre el espejo de ébano. Dicha mujer era la pequeña ama de Atima Imaoma. Tras serle obsequiado el espejo a ella, viaja nuevamente a América y busca en la hacienda de Mendoza a su vieja amiga, pero sólo logra encontrar a Atima Silencio, a quien se le devuelve el espejo.

Fueron muy rápidas todas las sensaciones que me ocurrieron con la lectura de este libro. Primero, una gran emoción por ser la segunda obra de la Bodoc que iba a leer. No me arrepentí ni un instante. Lo impecable de la escritura de esta autora es alucinante. Cada palabra que se lee en sus novelas parece denotar magia, un mundo nuevo. Segundo, al no ser un fantasy como la saga de los confines, me situé desde otra orilla. El espejo africano, es, a mi parecer, un cuento fantástico. Y es claro, un artefacto que rompe con la cotidianeidad, solo uno, como lo había hecho Hoffman principalmente. El espejo no es ordinario, tampoco es mágico. El espejo acompaña a sus portadores, y les da un empujón en sus destinos. Gracias al espejo, Silencio recuerda que su verdadero nombre era Atima Imaoma; Dorel es empujado al exterior tras ver su reflejo rancio y pálido en el espejo, para después, una vez afuera y con un violín en mano, verse feliz y renovado en el reflejo; es el espejo quien ayuda a Atima Silencio a conseguir su libertad y por último, el espejo es quien une a ella y a Raquel, la antigua ama de Atima Imaoma. No es mágico, pero genera en los personajes algo diferente, que ningún otro objeto genera. Por último, hay un recurso que usa la autora que me pareció perfecto. Cuando se lee la novela, estamos constantemente saltando de un tiempo a otro, constante prolepsis y analepsis que se distinguen con cada corte de capítulos. Excelentemente utilizado este recurso, hace que sigamos dos historias que se mimetizan en una. Atima Imaoma y Atima Silencio no saben la existencia de Dorel y viceversa, pero ambas historias son relatadas como una sola, con el tiempo como testigo.

En las historias el tiempo puede volver atrás y saltar hacia delante, no tiene forma fija, ni trazo obligatorio. Alas, eso sí tiene, para volar a su antojo por cualquier cielo. El cielo de hoy, el de ayer, el cielo que aún no comienza y el que nunca terminará.

Para terminar, esta novelita, a pesar de cortita y sencilla es hermosa. Tiene una belleza y un alma que no hay otra igual. Tan delicadamente descripta, que nada se escapa de la imaginación del lector. Es un cuento para jóvenes, sí, pero al estilo de Liliana, sin tomar al lector joven como tonto, sin usar palabras simplonas, con una historia cargada de acciones, de dilemas y realidad. Inclusive, es hasta posible detectar un grado de novela histórica en El espejo africano, aunque muy pequeño.
Es una novela de pura belleza, de rápida lectura y que alegra el alma. Es que ¿De qué otra forma podría ser, si es de la Bodoc?


Porque los espejos reflejan la historia de su tiempo. Y a veces, como los cristales curvos, la ensanchan, la adelgazan, la distorsionan. 

jueves, 2 de julio de 2015

Uno que era un regalo y fueron lágrimas profundas.



Título: Los hijos de Húrin
Autor: J.R.R Tolkien
Editorial: Minotauro









Los hijos de Húrin es uno de los libros póstumos de Tolkien, editado (y manoseado) por su hijo Christopher Tolkien.  Este libro me lo regalaron cuando terminé la secundaría, allá en el lejano año 2007, y comencé a leerlo cuando me mudé (el primer intento) a Buenos Aires.  Fue un libro pura y exclusivamente de transporte público. Lo leía solo cuando me subía al subte y no lo volvía a tocar hasta que me tocara viajar nuevamente.
Es un libro hermoso, corto, aunque es sabido que a mí me tomo su tiempo leerlo. Las eternas y a veces cansadoras descripciones de Tolkien son más llevaderas, comparadas a El Silmarillion o El Seños de los Anillos, y esto evidentemente se debe a la metida de mano de su hijo en la edición. Lo cual no quita que sea una fantástica historia en la Tierra Media, y prácticamente uno de mis favoritos del autor.

Los hijos de Húrin comienza con la historia de Huor y Húrin, quienes fueron los únicos hombres en conocer el reino de Gondolín, dicho reino estaba escondido y nadie conocía su ubicación y por leyes estrictas, quien sea que conociera el reino no debía dejarlo. Turgon, rey de Gondolín accedió a dejar que Húrin y Huor dejaran el reino para que estos volvieran a sus tierras. Años después de volver, Húrin tiene su primer hijo, Turín, junto a su esposa Morwen, y luego nació la hija menor, Urwen, quien murió por un viento maligno.
En la Tierra Media sucede una guerra contra Morgoth (quien dicho sea de paso, es lo más próximo a un maestro para Sauron), donde Húrin lucha, pero las fuerzas del mal ganan y éste es capturado por Morgoth, con el propósito de descubrir la ubicación de Gondolín, al no confesarla, Morgoth maldice a Húrin y a toda su descendencia.
Tras el cautiverio de Húrin, Thingol, del reino de Doriath toma como pupilo a Turín, dejando a su madre en su reino. Aquí es donde Turín conoce al elfo Beleg (en breve me voy a detener a hablar de Beleg, porque elfos increíbles si los hay…).  Ya adulto Turín, era querido por todos en el reino, a pesar de que tenía rivalidad con uno de los elfos con los que convivía, por lo que se debaten, y tras desarmar a dicho elfo, éste huye y se ahoga en un río. Turín tras sentir la culpa, huye también y se uno a un grupo de hombres que viajaban por la Tierra Media, hasta que Beleg se vuelve a encontrar con él. Beleg es el compañero elfo que todo hombre debería tener (perdón, Legolas), siente un gran amor hacia Turín y profunda lealtad, y la amistad que se muestra en él es más fuerte, en mi opinión, a muchas de las que trabajó Tolkien. Además, es un excelente guerrero, no por nada su nombre es Beleg Cuthalion (Arcofirme). Beleg ha despertado más la admiración por los elfos que yo tenía y hasta se convirtió en mi favorito de dicha raza.
Turín busca la forma de luchar contra Morgoth, hombres se le unen, y emprenden una aventura. Tras ser apresado, y varios momentos de tragedia, el escondite de Morgoth es ubicado.
Turin gana batallas, recupera su reino, logra que su padre sea liberado, pero la desgracia lo persigue. Prácticamente, todo lo que toca lo destruye.  Lucha contra Morgoth varias veces, ¡hasta lucha contra el dragón Glaurung! Pierde a su madre y a su nueva hermana Niënor, y tras años de lucha y escasa tranquilidad, Turín muere.
Más o menos resumido, porque no les voy a contar los por menores de la historia. No quiero arruinársela.

Bueno, esto me sucedió a mí con este libro. Lo comencé a leer con todo mi amor hacia Tolkien, el hecho de que la narrativa sea mucho más sencilla me ayudó bastante, usualmente me cuesta mucho leerlo al Profesor porque me pierdo entre sus ramas. Hay algo muy notorio en esta historia y es la intertextualidad en cuanto género que utilizó el autor. Posiblemente cuando lo lean se acordarán de Edipo Rey. Justo en ese momento, paralelamente yo estaba leyéndolo por décima vez para la universidad, y aunque un año después entendí el concepto de tragedia griega, las similitudes son muy notorias. Es claro ver el camino del héroe en el relato, aún más marcado que en ESDLA, y cómo la desgracia lo persigue al igual que a Edipo, llámese maldición de Morgoth o llámese destino.  Me gustan las tragedias, posiblemente por eso me gusta tanto este libro.
Además de notorias similitudes con mitos nórdicos, sobre todo en la pena que sufre Húrin, de tener que ver el mundo desde la cima de una montaña (mientras cuervos lo pican? No recuerdo bien). Aun así, es tan fuerte la presencia de Edipo en esta historia que hasta podría tratarse de un intento de reescritura escondida hecha por el Profesor.
Leí, como les dije, este libro siempre en el subte. Me enojé mucho, lloré muchísimo, hay dos escenas que me partieron el alma y no podía contener ese llanto con ruido que uno hace cuando sufre mucho. Lo genial de la ciudad es que la gente casi ni mira. Me costó terminarlo y arrancar con algo nuevo, no podía ser algo triste, porque no lo soportaría y mucho menos algo feliz, no tendría sentido. Debo haber hecho una pausa en la lectura por un buen tiempo o posiblemente hojee El coronel no tiene quien le escriba un par de veces como suelo hacer cuando no sé qué más leer.
El asunto es que Los hijos de Húrin me llenaron de lágrimas, me hicieron amar más a los elfos (porque gente, Beleg es lo más fantástico de la historia), y me dieron más ganas de creer que el Profesor Tolkien es el motivo principal por el que abracé la literatura.


“Me has perjudicado, amigo, por haber mencionado mi verdadero nombre, y atrayendo así sobre mí el destino del que quería ocultarme”. Había sido el propio Gwindor quien le había hablado a Túrin del rumor que corría en Angband, donde había estado prisionero ,de que Morgoth había arrojado una maldición sobre Húrin y todo su linaje .Pero ahora ante la ira de Túrin replicó: “el destino está en ti mismo, no en tu nombre”.

sábado, 23 de mayo de 2015

Uno que comenzó como tarea y se convirtió en amor.

Título: La Saga de los Confines (Los días del Venado, Los días de la Sombra, Los días del Fuego)
Autor: Liliana Bodoc
Editorial: Punto de lectura







Hacían varios años que mi mamá me insistía con que lea esta saga de una escritora argentina que según ella “escribía similar a Tolkien”, ella no la había leído, pero como siempre está al tanto de todo, se enteró de ella y quiso que yo la conozca. De todas maneras, no llegó a mí hasta que el año pasado que en una materia, de la cual no me quiero acordar por lo insufrible que es, me la dieron como parte del corpus literario.
La agarré como la única salvación para algo que ya veía perdido, con esperanzas de encontrar la forma de poder regularizar, mínimo, pero encontré un libro que no me dejaba dormir. Fue la primera vez que una tarea se volvió una pasión. Pasé días leyendo y releyendo el primer tomo “Los días del Venado”, marcándolo, escribiéndolo, separando con banderitas de distintos colores lo que necesitaba para estudiarlo. Pero había amor. Cuando entré a “Los días de la Sombra”, el segundo tomo, dejó de ser una tarea y con “Los días del Fuego”, lo académico quedó atrás por completo y me convertí en husihuilke por completo.

La saga de los confines, como anteriormente dije está dividida en tres tomos, “Los días del Venado”, “Los días de la Sombra” y por último “Los días del Fuego”. Voy a pasar a darles un pantallazo grande, porque sino voy a hablar y hablar de esta obra increíble y no quiero spoilear a nadie, porque en serio, tienen que leerla, les van a hacer un gran favor a sus almas.
La historia se centra en Las Tierras Fértiles, en ellas habitan varios pueblos, los cuales serán visitados por extraños, cuyas intenciones no conocen. Ante esto, los pueblos deciden formar un concilio con representantes de cada uno de ellos para saber cómo afrontar la incógnita de los visitantes. Dulkacellin, es el representante de los husihuilkes, y es además un reconocido guerrero de su pueblo; él emprende el viaje junto a un mensajero del pueblo zitzahay, Cucub, enfrentándose a adversidades en el camino.
Cuando los extraños visitantes arriban las costas, se descubre su verdadero propósito, conquistar Las Tierras Fértiles, y que su único motor es cumplir las órdenes de su Amo, Misáianes, el Odio Eterno, que se encuentra en las Tierras Antiguas. Es ahí donde Dulkacellin, junto a los demás del Concilio, forman el ejército del Venado, quienes le darán lucha a los invasores hasta expulsarlos de sus tierras.
El tiempo pasa, pero una nueva amenaza llega desde las Tierras Antiguas. Esta vez, el ejército del Venado es más numeroso y poderoso, ya que Thungür, hijo de Dulkacellin, dedicó años para el entrenamiento de los zitzahay. Pero también lo es el nuevo ejército de Misáianes. Numeroso, con aliados en las Tierras Fértiles y encabezando su pelotón por la Muerte, su madre, el Odio Eterno parece invencible. Pero el Venado nuevamente reúne las fuerzas de la Tierra y lo enfrenta en batalla.
Paralelamente, y siempre en relación con el primer marco del relato, ocurren pequeñas historias con los demás personajes. Pero es que como toda saga fantástica, la saga de los confines está plagada de personajes indispensables y enormemente queribles. La increíble Liliana Bodoc ha creado personajes que no dejan nada que desear, desde el más joven de los husihuilkes hasta el labrador del pueblo de los señores del sol, todos cobran importancia en la historia.
Los personajes de Bodoc son un tema extenso, y tendría que dedicar una entrada entera sólo a ellos. Tenemos personajes centrales como Dulkacellin, Kupuka, Cucub, etc. Quienes acompañan a estos personajes, y después personajes que a la par, ponen su grano de arena para salvar a las Tierras Fértiles, como la pequeña Wilkilen.

Ahora, esto me pasó a mí con esta increíble saga; yo comencé a leerla como anteriormente dije como parte del corpus de una materia. Automáticamente, me enamoré de ella. Es uno de los pocos libros que tardé muy poco en leer, y eso se debe a que no podía parar de pensar qué iba a pasar en el próximo capítulo. Al primer tomo lo leí estando en Salta, lo leí en cualquier lado, esa es la verdad, al segundo tomo lo comencé a leer allá, lo dejé para terminar Lolita y lo volví a retomar una vez terminado éste último. Los viajes en transporte público nunca fueron más placenteros, lo aseguro. Sentada o parada, me aferraba al libro y me perdía, por media hora que durara el trayecto, y con suerte más tiempo, viajaba a las Tierras Fértiles y estaba ahí, siempre al lado de Cucub, aunque él no apareciera en esa escena. Es que además, voy a confesar, Bodoc creó a un personaje que me llenó el corazón. Cucub es un artista. Cucub es un guerrero. Cucub es un amante. Es amigo, es mensajero, y es indispensable para todos. Cucub es leal, es padre, es jefe, es querido. No podía haber otro personaje más perfecto, más completo y del que yo me pueda enamorar de tal manera. Todos mis días pasaron al lado de Cucub, y cantábamos juntos:

Crucé a la otra orilla,
y el río me cuidó
y no tuve miedo.
Pedí permiso al árbol,
me encaramé a su altura
y las cosas que estaban lejos.
Pero soy un hombre
y volví a caminar
sobre la tierra.”

Los días en los Confines eran rápidos, todo pasaba velozmente y yo no dejaba de rehusarme a terminarlo. El llanto en estos casos es inevitable, y es por eso que pasé más de una vez vergüenza sentada al lado de alguna persona por llorar en las páginas del libro. Pero algo diferente a cualquier cosa que suelo leer me pasó con este libro, no existía nada, realmente me transportaba a otro lado, y nada de lo que ocurría en el exterior me incomodaba la lectura (y eso que más de una vez un intento de rapero se subió a la línea D e intentó rapearme sobre la realidad y yo pensaba “qué realidad, acá está la más fuerte verdad”).
La saga escrita por Bodoc es nuestra, se hace sentir muy propia. Sabido es que la autora se basó en la América precolombina, en la conquista de América y los pueblos originarios, pero el sentimiento de pertenencia que genera es más fuerte aún que la lectura de cualquier autor latinoamericano (me van a abuchear por esto), al menos eso me ocurrió a mí. Hay un fuerte regreso a lo natural, a lo verdaderamente importante, a ser uno con la tierra, a conocerla. Kupuka, el brujo de la tierra de los husihuilkes es el claro ejemplo de esto. Cuando Kupuka conoce al Supremo Astrónomo, Zebralkan, quien pasa más tiempo en una torre viendo las estrellas que pisando el suelo, le recuerda el placer por la naturaleza, y éste último vuelve a recorrer los jardines de la Casa de las Estrellas, y cuando Kupuka vuelve a los Confines, Zebralkan es otra persona, vuelve a la naturaleza. Es magnífico como trabaja esto Bodoc, inclusive, cuando nos ubica en las Tierras Antiguas, dónde todos son oficios y no personas, es la vuelta a la naturaleza, al ser uno mismo lo que ayuda a la rebelión.
Además, es muy fuerte la visión del otro. El genio increíble de Todorov, a quien rindo prácticamente un culto y si existiese una religión donde venerarlo lo haría, habla en su libro “La conquista de América” sobre el problema del otro. El otro siempre genera rechazo, genera miedo, es lo desconocido. Pero a su vez, es la única forma de conocernos a nosotros. Uno se forma, se genera en proyección al otro (era Hegel el que decía “Algo es cuando a su vez se opone a lo que no es”). Los habitantes de Las Tierras Fértiles se definen fuertemente cuando se encuentran frente a los Sideresios, ellos son distintos, son extraños, son el otro.
Para cerrar, y no aburrirlos más, les recomiendo con el corazón esta saga. Además de ser una historia completa con aventura, romance, hermandad, etc. Es una historia llena de sabiduría, cargada de aprendizajes que se pueden absolutamente llevar a la vida de hoy. Siempre es bueno llevar a Kupuka en el corazón para no olvidarse como hay que vivir.


Sentarse en la tierra es la serena felicidad, el único bien que debemos anhelar.” 

jueves, 21 de mayo de 2015

Uno que comenzó en la cama y se terminó en un subte.


Título: Lolita
Autor: Vladimir Nabokov
Editorial: Anagrama










Humbert Humbert llegó a mi vida hace aproximadamente un año como un regalo de cumpleaños. Comencé a leerlo lentamente porque estaba en época de clases, y todo es más complicado así. Lolita es una novela que se debe leer con mucho amor, atención y seguimiento, así que tuvo que descansar hasta que llegaron las vacaciones. Y cuando comenzó:

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo-Li-Ta.”

A Nabokov lo conocí por el 2009, cursando Introducción a la literatura, con algún texto teórico que hoy no recuerdo, pero, como suele suceder con teóricos como éste, me encantó. Cuando comencé a leer Lolita, Nabokov obtuvo mi absoluto amor. Y es que, cómo no enamorarse de la manera tan minuciosa y perfecta en la que este libro está escrito; de la detallada descripción que utiliza en cada uno de sus momentos (peco de ser una lectora de descripciones, a veces). Entonces dormía pensando en despertar y que mi día arrancara con sus viajes para seguir el recorrido por EEUU con Humbert y Lolita. Para llenarme de un realismo ruso ubicado en los paisajes estadounidenses, y temer porque alguien nos seguía en un auto deportivo, rojo.
Para aproximarse un poco más, Humbert Humbert es un cuarentón europeo que tiene gustos particulares, las nínfulas (¡Y qué fantástico trabaja el autor con esta palabra!), niñas de entre 12 años, que a diferencia de las niñas normales, tienen en su interior “algo de ninfa”, lo que las hace irresistibles para el pobre Humbert. Y esto sería una absoluta aberración para el lector, lo sé, pero la tan bien trabajada escritura que emplea Humbert en sus declaraciones, nos hace incluso entender su motivación: a la edad de 13 años, tuvo su primer amor, Anabelle, la niña con la que experimentaría su primera relación sexual, pero ésta muere, dejando un posible estancamiento en la mente de nuestro protagonista. Debo admitir, que cuando lo leí pensé “¡Claro! Por eso es como es”, lo cual no tendría sentido en la vida real. Humbert de todas maneras trata de mantener una vida normal, se casa con una mujer de su edad, a la cual no quería ni tocar, y a la larga, como era previsto, se divorcia. Tras esto, se muda a Estados Unidos, al pueblo Ramslade, en Nueva Inglaterra, donde debe hospedarse (muy a pesar suyo, en prinicipio) en la casa de una tal Sra. Dolores Haze; nuestro protagonista estaba decidido a reclinar la oferta, cuando en el fondo de la casa ve a Lolita. Lolita es una nínfula por excelencia: además de tener un parecido a su primer amor Anabelle, Lolita es una niña que busca constantemente la atención de Humbert, creando situaciones eróticas que Nabokov supo cómo hacerlas deliciosas para el lector, para que éste se olvidara que está leyendo una historia sobre un hombre de 40 años que mantiene una relación sexual medio incestuosa con una niña de 12 años.

Lo que a mí me sucedió con Lolita fue increíble. Estuve prácticamente un año insistiéndole a una persona que me lo regalara (hay libros que me empecino que deben ser regalos y no que me los tengo que comprar yo), cuando esto al fin sucedió, tuve mucho miedo de haber exagerado y que no me gustara. Pero cuando leí ese primer párrafo, fue amor a primera vista, no quería dejar de leerlo, mal pesar que debía hacerlo. Lo dejé descansando por un tiempo, cuando lo volví a agarrar fue en un colectivo a larga distancia, que determinaba un nuevo comienzo en mi vida. Todo el contexto quedaba a perfección. Entonces empezaron los viajes en subte, en colectivo, y el libro en la mochila.
Como soy una persona de lenta lectura, de atención muy dispersa, y que se puso la caprichosa idea de leer en medios de transporte, el final de Lolita no llegó muy rápido, aunque cuando me di cuenta que faltaban sólo dos páginas para terminarlo sentí que el tiempo voló y no habíamos compartido lo suficiente con el Sr. Vladimir. La verdad es que si contamos desde que empecé a leerlo por junio del año pasado, con su receso y todo, estuve medio año para leer un libro que se podría leer en dos meses como MUCHO. Ténganse en cuenta, a modo de excusar mi lentitud, la excesiva descripción, y que suelo leer y releer una página porque justo la nena que se sentó al lado está jugando a algo y quiero saber qué es.
Finalmente, diré que Lolita ha sido una exquisitez de leer, un viaje por las rutas estadounidenses, una historia de amor como ninguna otra. Son tan perfectos cada uno de los momentos en los que Humbert Humbert habla sobre la perfección de su "Lo", que te olvidas por completo que ella tiene sólo 12 años, y que en la vida real, eso es algo terrible. Un excelente pacto de lectura, sin darse cuenta.
Y tan perfecto como comienza, Lolita termina con un párrafo de la misma altura:

“Pienso en bisontes y en ángeles, en el secreto de los pigmentos perdurables, en los sonetos proféticos, en el refugio del arte. Y ésta es la única inmortalidad que tú y yo podemos compartir, Lolita.”


Toda la vida estaré agradecida con Nabokov, porque mis primeros días en Buenos Aires fueron hermosos gracias a su escritura.